-
Arquitectos: Ana Rascovsky, Billy Gutraich, Irene Joselevich; Irene Joselevich, Ana Rascovsky, Billy Gutraich
- Área: 1500 m²
- Año: 2014
-
Fotografías:Pablo Gerson
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El edificio ocupa un lote atípico en una calle cortada por las vías del ferrocarril. Su entorno tiene características especiales, como dos terrenos en la manzana de enfrente que son propiedad de Parques Nacionales y que no se edificarán en el futuro: por detrás de ellos y al final de la calle corre el ferrocarril, lo que genera un corredor verde por dentro de la traza urbana. Si bien las medidas del lote son comunes en Buenos Aires (8,66 x 25 metros), es su disposición con el lado mayor en paralelo a la calle lo que lo hace peculiar. Por esta razón, el edificio tiene una única fachada–al frente-y se define como un volumen pantalla que establece un particular diálogo formal con el edificio CAPAYBI de 1971, del arquitecto Alfredo Joselevich, padre y abuelo de dos de las arquitectas autoras del proyecto, ubicado en la misma manzana.
La fachada está trabajada en dos planos: uno vidriado, que permite una gran entrada de luz y visuales completas al paisaje urbano, y otro de cañas de bambú, que funciona como una pantalla que regula el clima, la intimidad y la seguridad. Ambos planos conforman una zona buffer que cualifica el espacio interior con sus sombras. A su vez, la pantalla de bambú incide directamente sobre la calidad medioambiental tanto dentro como fuera del edificio; protege su interior del sol e incorpora una cualidad natural al exterior de la obra de arquitectura. El interés por una relación interior-exterior completamente abierta, pero a su vez medida por capas, forma parte de una búsqueda característica de los autores.
El resto del proyecto se resuelve con una paleta reducida de materiales. La estructura es un sistema llamado Prenova de losas alivianadas sin vigas que funciona como piso terminado. Las carpinterías y las barandas son de aluminio natural. La caña de bambú utilizada para la fachada es un material económico, ecológico y de fácil mantenimiento, ya que su corteza actúa como protección.
El volumen del edificio responde a la normativa urbana. Como el FOT (Factor de ocupación Total) permitía hacer cuatro niveles, pero la altura permitida era mayor, se decidió construir ocho medias plantas. El edificio aloja entonces 19 unidades en doble altura, de gran frente y poca profundidad. Todas ellas se abren al exterior a través de ventanas corredizas. La solución flexible y abierta del layout interior permitió generar interiores distintos y modificables de acuerdo a cada usuario.
Dada la ubicación del proyecto en el tejido urbano, la situación climática generosa de buenos aires y el hecho de proveer vivienda en la ciudad, el edificio propone un espacio exterior de tres por dos metros (balcón - terraza) en cada unidad. Es a través de la escala de estos espacios, su distribución heterogénea en el volumen del edificio y la transparencia de la fachada que el proyecto establece un vínculo franco con la ciudad y el paisaje.